El Tamujoso fue un enclave
importante a principios del siglo XX. Aquí confluían el
ferrocarril minero de Las Minas de San Miguel y La Joya que
cargaban en trenes de RENFE para traer el mineral a Huelva.
Llegó a tener una población de mas de 500 habitantes, actualmente
no tiene residentes fijos, sólo explotaciones ganaderas y segundas
residencia le dan un poco de alegría.
Dado que tiene apeadero de ferrocarril, carretera, un arroyo, tres
pantanos, tres vías verdes y un paisaje incomparable es ideal para
una posible explotación turística rural. Cuando no existían los
puentes la gente pasaban saltando sus aguas por unas pasaderas de
piedras, siempre que el barranco no fuera crecido, en caso
contrario no se podía pasar. Por el año 1930 aproximadamente, mi
tío abuelo Sánchez junto con otros obreros empezaron la
construcción del viejo puente, terminando así con el arriesgado y
peligroso paso por las piedras. Hoy, junto al puente viejo y en
desuso, han construido un puente nuevo y mucho más amplio que el
anterior, por donde pasa la carretera que nos conduce al pueblo
del Cerro de Andévalo. El apeadero del Tamujoso, se ha convertido
en la única estación de RENFE que esta habilitada para todos los
habitantes de la zona, después que desapareciera la ya estación
del Cerro de Andévalo.
Los perrunaleros siguen conservando la costumbre de ir todas las
Pascuas a pasar el día en este paraje, compartir con sus vecinos
la tortilla, el picadillo y un buen rato.
Las mujeres de más edad
recuerdan que en la fiesta de pascua, en el Tamujoso, solían
cantar este canción:
"Si el
puente de Tamujoso tuviera lengua y hablara, más de cuatro
muchachitas, por el puente no pasara."
La apatía de los políticos
locales hace que no se preocupen por este enclave con un potencial
turístico importante que evitaría el paro producido por el parón
minero.
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